…fuerzas
habitantes, extranjeras, que avanzan en procura de su derecho de ciudad…
Julio Cortázar. Rayuela. Capítulo
62
Julio es el personaje
principal de Bajo las hojas, la nueva novela de Israel
Centeno. Julio escribe una novela desde su papel de relator, desde la
clandestinidad y, tal vez, desde la locura. Las intrigas, los juegos con el
azar y los terrores que nos habitan, son algunos de los elementos que utiliza
este escritor anónimo para relatarse a sí mismo, desde su atalaya de representaciones.
Julio pacta con un poder temible que luego debe transgredir para mantenerse con vida en
Londres, mientras es perseguido por unos versos de Vallejo.
Bajo las hojas es una
novela formidable, de trama densa que se articula en el recurso metatextual y lo convierte
en su vehículo discursivo. Éste se funde con un rico mosaico de imágenes que
sugieren otros valores traslapados en la historia que cuentan las diferentes
voces narratarias, produciendo una sensación de corifeo. Israel Centeno
presenta a un personaje que mantiene una batalla asordinada con estrategias de
legitimación simbólica para manipular la realidad de una sociedad que no se
ocupará de lo que se debería ocupar y el país continuará bogando por las aguas
del caos… La percepción de Julio comienza a experimentar cambios y su propia
realidad paulatinamente se convierte en un mundo caótico, invadida por los
personajes que asaltan cada escena y toman su verdadera dimensión, intentando
arrastrar al escritor hacia la locura, hacia la muerte.
El invierno londinense
representa la lejanía, la distancia que le otorga la resolución perfecta para
que el relator, ungido por el poder de la manipulación, pueda captar en cada
toma, en cada encuadre, el resultado de situaciones planteadas para insertar
otras capas de realidad en una historia desconcertante que se imbrica con una
secta, con la muerte y con el deseo. Julio establece una suerte de alianza con
otro tipo de orden: el caos, y desde allí desplaza las acciones turbulentas
mediante el registro del discurso directo e indirecto recreando significados
con los que juega, sometiendo las causas y las consecuencias a las torsiones
más enérgicas.
Ese juego de
manipulación obliga al relator a intervenir en su propia historia, y su
presencia en esos imaginarios confiere una atmósfera surrealista, amalgamada
con elementos lúdicos, con el absurdo y la ironía. Cada cuarenta y cinco
minutos Julio envía a Caracas un capítulo de una misteriosa novela que
deconstruye la realidad desde una sala situacional que puede estar en cualquier
escritorio. La representación que Julio va realizando corresponde a la
telenovela que se vende a una sociedad embrutecida, alienada, sin rostro. Cada
escena debe ser convincente para mostrar sin costuras la cohesión perfecta de
una realidad objetiva que, sin embargo, está escrita con trazas sobrenaturales
que se despliegan por imaginarios desconcertantes. Julio se desplaza silencioso
Bajo las hojas, se mueve sigilosamente por escenarios turbulentos para atisbar
desde lejos la angustiosa huida de los chivos expiatorios.
Cada cuarenta y cinco
minutos imaginarios citadinos se alteran, se desmiembran, se desarticulan, pero
nadie lo nota. La persistencia de algunas escenas y la reiteración de ciertos
tópicos sirven como recursos para anclar la información que debe quedar
sembrada en la mente colectiva del pueblo. Otra realidad se va implantando y
sustituye a la anterior. Julio sabe trabajar las ficciones, sabe cómo fijarlas
en un eje legitimador de contenidos sociales que neutralizan aquello que no es
pertinente a los planes fundacionales del “proceso”.
Julio aprovecha los
segmentos de quince minutos libres para huir de otras escenas que intentan
atraparlo, escapa acompañado de una homeless por los inquietantes recovecos de
un cementerio. Desde su nuevo escondrijo el relator continúa aboliendo los
residuos de fuerzas colectivas que van carcomiéndose como fetiches temporales.
Julio está cansado, pero la realidad y el poder nunca se detienen, él tampoco
puede detenerse y debe correr en cuatro patas como un perro, convertido en
animal salvaje que huele la intemperie, pero no se queda en ella. Acurrucado en
su desarraigo de escritor anónimo sigue alterando las estructuras profundas del
proyecto, dislocando identidades, tergiversando cualquier información para
salir por una puerta lateral, sin hacer ruido. Su trabajo lo impele a despojar
arraigos, porque el colectivo no debe tener memoria, no hay pertenencia. Julio
utiliza recursos estéticos, estilísticos, retóricos, y trabaja con la misma
ferocidad que la perra amarilla y verrugosa muerde a sus víctimas.
El resultado de sus
experimentos aparece como la historia posible, pero que no logra coagular,
entonces busca otra alternativa solapada en las transformaciones de los
personajes y pacta con sus criaturas. Aprende a caminar al lado de la verrugosa
perra amarilla del viejo Bill, el caza vampiros, y se aleja haciendo cabriolas,
envuelto en su nueva piel, porque el lenguaje no está anclado en ninguna parte,
cada palabra contiene su propio acto, y es primavera, el invierno se ha ido y
Julio tiene quince minutos para vivir o morir Bajo las hojas.
Bajo las hojas está
publicada bajo el sello editorial Alfaguara.
Si deseas contactar al
autor, visita su sitio web:
http://israelcenteno.blogspot.com/
http://elbaulito.blogspot.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario