martes, 5 de abril de 2011

Las andanzas de Amabelia





La tierra que nadie prometió es un relato donde Amabelia Galo narra una larga travesía que se inicia cuando sale de Argentina y llega a Venezuela, una tierra que ya amaba, como lo afirma en el inicio de su obra: “Me enamoré de Venezuela antes de conocerla.” La acción de cada aventura vivida en distintas regiones de nuestro país, prefigura a la incasable viajera que muy pronto comenzaría un largo peregrinaje por Guatemala, Honduras, Ecuador, Etiopía, Egipto, Grecia, Italia, con breves estancias en otros países, como en Barcelona, España, antes de regresar a Venezuela. Cada viaje entraña un mundo de conocimientos nuevos, y Amabelia supo recoger sus impresiones, llenas de ricas anécdotas. La autora de la tierra que nadie prometió, muestra su propio itinerario como un texto vivo que se establece mediante una relación mutua entre la mirada indagadora y la voz que relata cada encuentro. Ella Convierte cada visión en una experiencia literaria. Cada país y región, es una historia, una nueva vivencia que registra en su bitácora esencial.

La belleza del lenguaje se asienta en analogías e imágenes que se despliegan en un conjunto de correspondencias. Éstas articulan el discurso narratológico en la memoria cultural, en las percepciones, los testimonios y las vivencias inscritas en la dinámica de cada imaginario. Amabelia imbrica su hilo discursivo dentro del marco conceptual que comprende la literatura de viaje, y logra, con innegable belleza y maestría, que cada texto resuene con su propia voz local, con su colorido, con su magia poética.

La tierra que nadie prometió expresa un mundo colmado por zonas de sentido que tejen la urdimbre donde se cimenta un discurso revelador de la fuerza, de la constancia, del amor, y de la pérdida, pero también del encuentro consigo misma. La autora rememora los eventos que marcaron cada uno de esos largos viajes que realizó, y poco a poco configura una historia donde confluyen el arte, la educación, y distintas disciplinas que enriquecieron su percepción de esas realidades huidizas. Amabelia Galo supo interrogar cada espacio donde se asentó para dejar constancia de la intensidad de cada encuentro con las regiones que fue visitando, al tiempo que hacía su registro personal de la cultura.

La tierra que nadie prometió muestra la decadencia de estructuras políticas carcomidas por las llagas dictatoriales. En sus crónicas, Amabelia recuerda un momento coyuntural del siglo XX, donde las agitaciones sociales también marcaron su paso de lo rural a lo urbano, y muestra cómo esas viejas formas se desmoronaron con los movimientos que impulsaban las conciencias ávidas de libertad. Desde su percepción, se puede atisbar la disgregación política y social que dio paso a otra sociedad, más libre, con más conciencia de su rol dentro del devenir nacional. Mientras tanto, otro movimiento telúrico derrumbada su propio mundo íntimo, y deja al descubierto las ruinas de su matrimonio. La peregrina exiliada observa silenciosamente esos cambios en su vida, y enrumba el camino hacia otra labor más comprometida consigo misma y con el país que ama.

Amabelia no permite que el divorcio destroce sus defensas y su compromiso con la vida, ya separada, retoma el ritmo de su carácter enérgico, y comienza a trabajar en la recién creada Reforma Agraria. Desde allí emprende otra travesía colmada de aventuras y tenacidad y, opone a las convenciones sociales y al puritanismo, su sentido de libertad, la convicción verdadera de una mujer que lucha por lograr cada meta. La tierra que nadie prometió es una bitácora que brinda direcciones desde un profundo sentido de identidad que anida la crítica y el análisis. 

La autora refleja el cambio perpetuo de las experiencias íntimas, interconectándose como puertos que se abren al océano para abolir fronteras, creando relaciones de pertenencia, de identidad, de sentido. Amabelia Galo, descubre esa mirada del “otro” sobre lo nuevo, sobre lo que se está vislumbrando por primera vez, y con sensibilidad artística, traza las líneas para transfigurar su laborioso trabajo en una aventura fascinante, con su propio sistema de códigos, para nombrar la experiencia literaria, la mirada mitopoetica, la tierra que nadie prometió.

No hay comentarios:

Negro muestrario de Tu muerte es mi vida

  Por Ramón Rivas Pulido Muchos narradores, otros artistas, y hasta deportistas, suelen irritarse cuando se les define como «muy técnicos», ...