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Maneras de irse

No esperes que el rigor de tu camino que tercamente se bifurca en otro, que tercamente se bifurca en otro, tendrá fin.   J. L. Borges Comencé a leer Maneras de irse, poemario de Ricardo Ramírez Requena, en el aeropuerto, mientras pasaban las horas de espera. En el avión volví a ciertas páginas, releí frases subrayadas, reflexiones dolorosas, que por eso se quedan y nos recuerdan que No somos la historia de nadie… Y así, el temor de sentirme suspendida en otra atmósfera, sin saber si un motor fallaba, cesó ante la seguridad de haber entrevisto la belleza singular de la invención poética. Hay maneras de irse, como indica su título, son muchas. Ricardo, en una travesía que se presiente lenta y azarosa, ha explorado salidas, pasos, viajes que conducen a derroteros que llevan al exterior, pero de forma inevitable convergen en un punto de la cartografía íntima, invitando al desplazamiento hasta donde se refugia la soledad. Se puede emig
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Encomiendas en Verde que me muero

La noche comenzaba a extender sus sombras… y los ojos verdes brillaban en la oscuridad. Gustavo Adolfo Bécquer Desde la portada, Verde que me muero,  novela de Jason Maldonado, advierte que la soledad es un punto fundamental en la trama. La hermosa chica sola, sentada sobre la valija, hace pensar en el abandono, en la espera por alguien que nunca llegó, pero también remite al exilio y al recuerdo de todo aquello que se dejó tras la partida. La chica se encuentra frente un puente, no obstante, la perspectiva lo hace ver como una especie valla sólida en su intrincada estructura de metal, como un vaticinio de que no hay salida. Ella mira hacia lo alto con los ojos verdes que encadenaron a Tony, y tal vez recuerda con Leopoldo Marechal que,  de todo laberinto se sale por arriba. Jason Maldonado combina con soltura dos épocas: la década de los años setenta con toda su historia de libertad, sexo, drogas y rock and roll, que seguía el pacto con la libertad invocado po

Habitantes del silencio

Sólo a ti se te concede, poeta, como si fuera un legado divino, este inmenso balbuceo símbolo de profunda grandeza. Nikolai Gumiliov Escribir acerca del trabajo poético de Nesfran González Suárez, exige reconocer las variaciones de una obra que experimenta, reflexiona y combina grandes dosis de lectura con la indagación del hombre que confronta los problemas de la evolución estética, en la poesía y el relato, que imperan en la actualidad. Al leer sus poemas, relatos, y artículos, encontramos la interrogación tenaz sobre el tiempo histórico, y las circunstancias que le han tocado vivir, así como las coyunturas estilísticas con las que hay que lidiar en un oficio que exige alma para traducir las intuiciones que, como ecos, anticipan una cosmovisión propia. Algunos poemas como,  Reina de corazones, y otros, son una suerte de minicuentos que resplandecen con los fulgores de la imagen poética. No es de extrañar, porque Nesfran ha escrito relatos cortos y obt

Acercamiento a Massaua

No existen tierras extrañas. Es el viajero el único que es extraño.  Robert Louis Stevenson . Massaua novela de Arnoldo Rosas, no solo es una novela que relata las vivencias y peripecias de un grupo de buzos margariteños, sino también el documento de un silencio instalado en la sección de historia de las bibliotecas públicas, y quizá en los archivo de los cronistas locales. De ese silencio y visajes vaporosos, el autor rescata la anécdota transformada en leyenda insular, y recrea aquella expedición que salió de la isla de Margarita en 1934. Arnoldo Rosas parte de un hecho real para estructurar una historia formidable que, como una matrioska, contiene otras narraciones, las particulares, las que pertenecen a cada personaje. En Massaua se percibe el trabajo riguroso del autor, la investigación fundamentada, incluso con el escaso material directamente relacionado con el hecho histórico. Sin embargo, la lectura da cuenta de una interpretación magistral, que demuestra me

Descenso en Mar baldío

El poema es un cuerpo que late y vive. Elizabeth Schön  La imagen poética es un realidad psíquica para el poeta, me dijo una vez Eleazar León, y recuerdo esa frase cada vez que leo un poema donde la imagen es portadora de significados polivalentes que resuenan y se van fijando en la memoria, y allí se quedan, no sé por qué. Esto me ha ocurrido con Mar baldío, el reciente poemario de Jorge Gómez Jiménez. En este mar hay imágenes en las que se puede interpretar la liturgia en el oficio singular de trazar en breves líneas, el carácter único del derrumbe (aparente) del amor. Es aparente porque el mensaje implícito contiene en sí mismo la sólida convicción de la victoria que se logra cuando se emerge de aguas profundas.  El título remite a un espacio infinito y desolado, quizá como los mismos espacios del alma deteriorada donde la espera por el amor y la incertidumbre de la existencia, se unen para conformar un tropo que recorre el poemario. Mar baldío puede leerse como

Vagando acerca de En sueños matarás

La eternidad  te ofrece  un veredicto  tardío.   Nesfran González Suárez   Toda lectura es una interpretación de otras interpretaciones, como es sabido, y aquí va la mía sobre En sueños matarás, la más reciente novela del escritor venezolano Fedosy Santaella. Esta historia en la que se asientan diversos recursos estilísticos para recrear imaginarios fantásticos (de los que el lector no saldrá indemne), ofrece varios niveles de lectura, uno de ellos es la naturaleza proteica de la realidad y su eterno devenir. En sueño matarás es relatada desde una zona intermedia entre sueño y vigilia, una especie de isla poblada por ensoñaciones y eventos alucinantes. Allí impera otro orden, por tanto, los personajes pueden hacer lo que desean, su mundo está regido por la ley de los abismos demenciales.  El autor, desde el mismo título, nos anuncia el carácter surreal de la narración que transcurre por los distintos tipos de sueño y sus matices, en un degradé perfecto de regis

Poética del recuerdo en El polvo de los muertos

  "Por eso no hay humillación, por grande que sea, a la que no debamos resignarnos fácilmente, sabiendo que, al cabo de unos años, nuestras enterradas faltas no serán ya más que un polvo invisible sobre el que sonreirá la paz jocunda y florida de la naturaleza." Marcel Proust   (El tiempo recobrado). El verdadero cementerio es la memoria, afirmó Rodolfo Walsh, y esa frase se puede aplicar a El polvo de los muertos, la nueva obra de Norberto José Olivar. En esta novela el autor recrea, poco a poco y sin aspavientos, una alegoría de la memoria como un cementerio en el que cada personaje guarda el recuerdo de sus seres queridos, de los amigos y de aquellos que no conoció, pero que admira o ha admirado, incluso, a través de las brumas de la distancia. Este es el caso de Alexander Marion Projarov, quien una mañana particularmente extraña en Maracaibo emprende un recorrido por la memoria, a partir de un episodio que abre la esclusa d